Todos los nombres
Entonces vas en el colectivo, escuchando como siempre las públicas conversaciones ajenas, haciendo un ejercicio de elongación metiche (que compromete oído y cuello).
Y se escucha un nombre familiar, sobreviene la emoción y crece el interés por la anécdota...para finalizar con la desilusión al darse cuenta que sólo refieren calles.